Aun en caso de que el líder libio Muammar Gaddafi se siga negando a dejar el poder, la OTAN señala que el operativo militar tiene que limitarse a hacer cumplir la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU

La situación actual en Libia no tiene “una solución militar”, concluyó ayer el secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), el danés Anders Fogh Rassmusen, pese a considerar necesario el operativo que adelantan actualmente los aliados.
En una entrevista que publica esta semana Der Spiegel y que fue subida a la página en internet de la revista alemana, Rasmussen fue cuestionado sobre si la guerra en el país africano se puede ganar sin tropas en tierra. “La respuesta sincera es que para este conflicto no hay una solución militar. Necesitamos una solución política y es el pueblo libio el que tiene que encontrarla. Nosotros sólo podemos apelar al régimen para que cese sus ataques violentos, reconozca los derechos legítimos de la gente y permita una transición pacífica hacia la democracia”, explicó. Aun en caso de que el líder libio Muammar Gaddafi se siga negando a dejar el poder, Rassmusen dijo que el operativo militar tiene que limitarse a hacer cumplir la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU y velar por el cumplimiento del embargo de armas. El secretario rechazó acusaciones de parte de los rebeldes libios según las cuales la OTAN tiene demasiadas consideraciones en sus ataques al régimen y estaría traicionando a la resistencia.
Dificultades con el clima
“Eso no es justo. En parte, hemos tenido dificultades con el mal clima, lo que puede haber dado la impresión de que hemos reducido las operaciones. Pero no había otra solución y las cosas han cambiado otra vez. Estamos haciendo tantos bombardeos como al comienzo”, aseguró el funcionario.
Las tropas de Gaddafi atacaron ayer la ciudad de Misrata, donde mataron al menos a 30 rebeldes, según dijo un portavoz de los insurgentes citando a médicos y a otros compañeros de lucha. La OTAN dijo haber lanzado ataques aéreos contra almacenes de municiones utilizadas en el cerco a Misrata y haber destruido 15 tanques cerca de la ciudad.
Los gaddafistas también bombardearon intensamente la estratégica ciudad oriental de Ajdabiya, en algunas de cuyas zonas entraron poco después y libraron combates cuerpo a cuerpo con los soldados rebeldes, según constató la agencia EFE. Fuentes hospitalarias hablaron de por lo menos ocho muertos, sin precisar bando.
Para los rebeldes, perder Ajdabiya los reduciría a una franja costera en el este de Libia y permitiría que las fuerzas del gobierno presionaran más los escasos focos de oposición en el resto del país, incluso el sitiado puerto de Misrata, donde ayer logró atracar un barco de la Cruz Roja llevando suministros médicos suficientes para tratar a 300 heridos de bala.
El avance sobre Ajdabiya fue lanzado mientras los enviados internacionales intentaban nuevas iniciativas en procura de un acuerdo de paz. La Unión Africana dijo que pensaba despachar un equipo a Libia hoy mismo para entablar reuniones con el gobierno y líderes rebeldes.
Como ajeno a este caos, un sonriente Gaddafi hizo ayer su primera aparición en televisión en cinco días.
El líder libio visitó una escuela elemental en un barrio de Trípoli, pero no hizo ningún tipo de declaraciones, informó la agencia oficial libia Jana. Sólo levantó los puños, mientras las mujeres presentes en el lugar ululaban y los alumnos coreaban lemas antioccidentales. Gaddafi, que llevaba su tradicional túnica marrón y gafas de sol, no se dejaba ver desde el 4 de abril.
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